domingo, 13 de enero de 2013

El bipartidismo de los "smartphones"

El negocio de los teléfonos inteligentes es cosa de 2 empresas, Samsung y Apple. El resto solo tiene derecho a unas pocas migas que no sirven ni para maquillar el balance de pérdidas. Dell es la última compañía que se ha dado cuenta de ello y ha decidido dejar de competir en este campo. Esta empresa centrada en la construcción de ordenadores considera que para triunfar en este mercado hace falta una inversión gigantesca que permita competir contra los 2 titanes.
Y no se va porque el premio a repartir no sea apetecible. Los analistas consideran que en poco más de un año, en 2014, los “smartphones” moverán 150.000 millones de dólares. Una barbaridad de dinero a repartir, si no cambian las cosas, entre solo 2 empresas. Y es que de acuerdo con los datos publicados por Citi Research, Apple y Samsung han obtenido en 2011 el 87 % de los beneficios de esta industria. Además, para este año las previsiones todavía son más optimistas y estiman que entre ambas alcanzarán el 100 % del negocio.
¿Qué consecuencias puede tener esto? Lo primero es la competencia encarnizada que ya se ha desatado entre ambas. Que si Apple demanda a Samsung  por incluir una licencia de su propiedad, que si Samsung reclama a Apple una compensación por violar 5 patentes, que si Samsung primero no quiere que se vendan productos Apple en sus tiendas europeas… Esta pelea callejera puede acabar repercutiendo directamente al consumidor. La competencia sana obliga a las empresas a mejorar sus ofertas y a bajar sus precios, pero cuando el combate es tan feroz y solo entre 2, puede provocar que se olviden del objetivo principal, que se obcequen únicamente en destruir al contrario y que descuiden la calidad final del producto. Esta es una posibilidad nada descabellada en un mundo, como es el de las nuevas tecnologías, tan dado a los egos personales.
Y además puede haber otra consecuencia perversa en este peculiar bipartidismo: que suceda todo lo contrario. Si en vez de luchar entre ellas, deciden colaborar y repartirse el pastel amistosamente, el mundo de los “smartphone” se verá dominado por un todopoderoso oligopolio en el que las 2 empresas decidirán a su antojo qué precios y qué servicios ofrecer a los ciudadanos. Si ese día llega, solo nos quedará recurrir a uno de los grandes filósofos de nuestro tiempo y repetir: “A mí no me mires, nena. Yo voté a Khodos”.

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